Según el historiador Román Franco Fondeur, en los primeros meses del año 1933, el ayuntamiento de Santiago confrontaba un serio problema por el hecho de que los campesinos sin tierra, emigrados a la ciudad y ante su imperiosa necesidad de albergue que cobijara su miseria, habían construido una tremenda y feísima ranchería a todo lo largo de la vía férrea que iba de Santiago a Moca, cuando el tren, nuestro escamoteado tren, corría todavía, dando pitazos y echando humo.
La larga ranchería, tan larga como un cinturón de miseria, se construyo sobre terrenos del Estado, en unos 2 o 3 kilómetros de largo, desde las estribaciones del Parque Imbert hasta la sección de las Totumas, y su ruinoso y antihigiénico status constituía un peligro para esa pobre gente, expuestas a accidentes del transito de las maquinas y carros del ferrocarril.
Frente a este hecho consumado, la Sanidad se dirigió al cabildo, manifestándole que, en cumplimiento de ordenes superiores y por recomendación del Presidente Trujillo, había notificado el desalojo inmediato a todos los moradores que ocupaban terrenos del Estado en esa larga faja ranchera, y sugería esa misma Oficina Sanitaria a los regidores, en vista de que el plazo concedido a esas infelices familias era de escasamente 25 días, tomar alguna providencia en favor de ellas, ya ofreciéndoles una parcela de terreno municipal o algún dinero para mudarse.
En la sesión celebrada por la Sala Capitular el 7 de Febrero de 1933, esta acogió la recomendación de Sanidad y nombró una comisión para resolver en consecuencia. Hechas las diligencias del caso, la comisión dijo haber seleccionado una parcela del señor don Simón Díaz y Díaz, por su proximidad a la ciudad y sus condiciones topográficas. El terreno seleccionado, de una extensión de 110.28 tareas, era del ejido municipal y solo hubo que pagarle a don Simon la suma de $720.27 en calidad de indemnización por las mejoras del terreno y para el traslado de las edificaciones que tenia allí establecidas.
Como la ciudad llegaba hasta el cementerio, la gente bautizó el lugar como Pueblo Nuevo.
Pero las autoridades lo nombraron Presidente Trujillo y colocaron un tarja con la figurar del dictador y el nombre del jefe. Pero al caer la dictadura el 30 de mayo de 161, los moradores arrancaron la tarja de Trujillo y volvieron a llamar al barrio como Pueblo Nuevo. Porque se llama así porque así porque fue el primer y nuevo pueblo que se creó fuera del centro de la ciudad. Complacida la petición.