SANTO DOMINGO, República Dominicana.-El embajador César Medina advirtió que Vinicio Castillo Semán (Vinicito), diputado de FNP y aliado del PLD, se pasa de fogoso y a veces habla más de la cuenta.
En su columna Fuera de Cámara, que publica en Listín Diario, bajo el titular El Castillo más “chiquito”, Medina afirmó:
“Vinicio, el más chiquito de los hijos del doctor Vincho Castillo, se pasa de fogoso, a veces hablando más de la cuenta y siempre al borde de la prudencia que le recomienda su condición de aliado político del gobierno y administrador de información privilegiada”.
A juicio del veterano periodista, no puede atribuirse la fogosidad de Vinicio Castillo a “errores de juventud”, porque pasa de los cuarenta años, y mucho menos a inmadurez política o al desconocimiento de un medio que le es hostil por naturaleza, porque el ahora diputado lleva ya muchos años en “el cuadrilátero de los pesos pesados” junto a su padre Vincho y a sus dos hermanos mayores, Juárez y Pelegrín.
Según afirma César Medina, entre Vinicito y su padre Vincho Castillo hay una diferencia “del cielo a la tierra”.
Expone que la diferencia entre la fogosidad e inmadurez de Vinicito y las responsabilidades que le tocó asumir a su padre desde que era prácticamente un muchacho, son abismales.
“El hijo no deja de ser un hombre correcto y muestra los signos de valentía proverbiales en su padre, pero nada que ver entre el talento y las condiciones profesionales de uno y otro”, subraya.
A continuación el artículo completo y el enlace de Listín Diario, en donde se publicó:
El Castillo más “chiquito”…
(http://www.listindiario.com/puntos-de-vista/2014/7/29/331543/El-Castillo-mas-chiquito)
Vinicio, el más chiquito de los hijos del doctor Vincho Castillo, se pasa de fogoso, a veces hablando más de la cuenta y siempre al borde de la prudencia que le recomienda su condición de aliado político del gobierno y administrador de información privilegiada.
Podría compararse a Vinicito con el clásico vaquero del lejano oeste norteamericano: dispara antes de sacar el revólver aunque el tiro le salga equivocado y alcance al amigo que no era para que lo mate el enemigo que era.
“Vinicito acaba de cometer un error infantil al exponer públicamente uno de sus clásicos exabruptos como posición partidaria y familiar sin medir siquiera la repercusión política y los efectos que esa actitud inmadura provocaría en todo su entorno”
No puede atribuirse su fogosidad a “errores de juventud” porque hace rato pasa de los cuarenta; mucho menos a inmadurez política o al desconocimiento de un medio que le es hostil por naturaleza, porque Vinicito lleva ya muchos años en el cuadrilátero de los pesos pesados junto a su padre Vincho y a sus dos hermanos mayores, Juárez y Pelegrín.
Hay quienes dicen que es “el vivo retrato” de su padre joven… Pero sólo quienes ignoran la vida pública de Vincho no alcanzan a dimensionar las responsabilidades de este hombre desde antes de cumplir los 20 años.
En los inicios de la década de los 70, antes de asomar a la medianía de edad, pero ya abogado famoso, Vincho estaba al frente de la Comisión de Recuperación de Tierras del Estado en el marco del llamado Código Agrario de Balaguer que modificó en parte el sistema latifundista tradicional del campo dominicano.
Del cielo a la tierra…
La diferencia entre la fogosidad e inmadurez de Vinicito y las responsabilidades que le tocó asumir a su padre desde que era prácticamente un muchacho, son abismales.
El hijo no deja de ser un hombre correcto y muestra los signos de valentía proverbiales en su padre, pero nada que ver entre el talento y las condiciones profesionales de uno y otro.
Desde muchacho, Vincho tuvo vida política muy activa, cuando Trujillo lo nombró diputado junto a otros jóvenes distinguidos de entonces, luego conspiró contra el régimen de facto que precedió a la Revolución del 65, estuvo en la trinchera de la dignidad contra la ocupación norteamericana y fue un batallador por el retorno de la democracia.
La maledicencia pública lo ha perseguido siempre, pero la honorabilidad de Vincho Castillo, su valor para sumarse a las mejores causas sociales y su entrega al país son atributos sencillamente incuestionables en el marco de la sensatez y el mejor juicio de la historia contemporánea.
Exceso de autonomía…
La familia Castillo y la Fuerza Nacional Progresista tal vez han sido en exceso tolerantes frente a los exabruptos y emotividades de su miembro más joven. Desde hace tiempo Vinicito viene dando muestras de inmadurez que en el mejor de los casos debió recibir por lo menos un llamado de atención de su padre y sus hermanos mayores.
Su fogosidad y protagonismo desmedido lo han colocado incluso en contradicción con la política de su propio partido y con la prudencia y fino tacto que ha exhibido siempre su padre en las cuestiones políticas más sensitivas.
Vinicito acaba de cometer un error infantil al exponer públicamente uno de sus clásicos exabruptos como posición partidaria y familiar sin medir siquiera la repercusión política y los efectos que esa actitud inmadura provocaría en todo su entorno.
De esta lo salvaron sus amigos Miguel Mercedes y Radhamés Jiménez y sobre todo la magnanimidad de Danilo que siente mucho respeto por su padre.
En su columna Fuera de Cámara, que publica en Listín Diario, bajo el titular El Castillo más “chiquito”, Medina afirmó:
“Vinicio, el más chiquito de los hijos del doctor Vincho Castillo, se pasa de fogoso, a veces hablando más de la cuenta y siempre al borde de la prudencia que le recomienda su condición de aliado político del gobierno y administrador de información privilegiada”.
A juicio del veterano periodista, no puede atribuirse la fogosidad de Vinicio Castillo a “errores de juventud”, porque pasa de los cuarenta años, y mucho menos a inmadurez política o al desconocimiento de un medio que le es hostil por naturaleza, porque el ahora diputado lleva ya muchos años en “el cuadrilátero de los pesos pesados” junto a su padre Vincho y a sus dos hermanos mayores, Juárez y Pelegrín.
Según afirma César Medina, entre Vinicito y su padre Vincho Castillo hay una diferencia “del cielo a la tierra”.
Expone que la diferencia entre la fogosidad e inmadurez de Vinicito y las responsabilidades que le tocó asumir a su padre desde que era prácticamente un muchacho, son abismales.
“El hijo no deja de ser un hombre correcto y muestra los signos de valentía proverbiales en su padre, pero nada que ver entre el talento y las condiciones profesionales de uno y otro”, subraya.
A continuación el artículo completo y el enlace de Listín Diario, en donde se publicó:
El Castillo más “chiquito”…
(http://www.listindiario.com/puntos-de-vista/2014/7/29/331543/El-Castillo-mas-chiquito)
Vinicio, el más chiquito de los hijos del doctor Vincho Castillo, se pasa de fogoso, a veces hablando más de la cuenta y siempre al borde de la prudencia que le recomienda su condición de aliado político del gobierno y administrador de información privilegiada.
Podría compararse a Vinicito con el clásico vaquero del lejano oeste norteamericano: dispara antes de sacar el revólver aunque el tiro le salga equivocado y alcance al amigo que no era para que lo mate el enemigo que era.
“Vinicito acaba de cometer un error infantil al exponer públicamente uno de sus clásicos exabruptos como posición partidaria y familiar sin medir siquiera la repercusión política y los efectos que esa actitud inmadura provocaría en todo su entorno”
No puede atribuirse su fogosidad a “errores de juventud” porque hace rato pasa de los cuarenta; mucho menos a inmadurez política o al desconocimiento de un medio que le es hostil por naturaleza, porque Vinicito lleva ya muchos años en el cuadrilátero de los pesos pesados junto a su padre Vincho y a sus dos hermanos mayores, Juárez y Pelegrín.
Hay quienes dicen que es “el vivo retrato” de su padre joven… Pero sólo quienes ignoran la vida pública de Vincho no alcanzan a dimensionar las responsabilidades de este hombre desde antes de cumplir los 20 años.
En los inicios de la década de los 70, antes de asomar a la medianía de edad, pero ya abogado famoso, Vincho estaba al frente de la Comisión de Recuperación de Tierras del Estado en el marco del llamado Código Agrario de Balaguer que modificó en parte el sistema latifundista tradicional del campo dominicano.
Del cielo a la tierra…
La diferencia entre la fogosidad e inmadurez de Vinicito y las responsabilidades que le tocó asumir a su padre desde que era prácticamente un muchacho, son abismales.
El hijo no deja de ser un hombre correcto y muestra los signos de valentía proverbiales en su padre, pero nada que ver entre el talento y las condiciones profesionales de uno y otro.
Desde muchacho, Vincho tuvo vida política muy activa, cuando Trujillo lo nombró diputado junto a otros jóvenes distinguidos de entonces, luego conspiró contra el régimen de facto que precedió a la Revolución del 65, estuvo en la trinchera de la dignidad contra la ocupación norteamericana y fue un batallador por el retorno de la democracia.
La maledicencia pública lo ha perseguido siempre, pero la honorabilidad de Vincho Castillo, su valor para sumarse a las mejores causas sociales y su entrega al país son atributos sencillamente incuestionables en el marco de la sensatez y el mejor juicio de la historia contemporánea.
Exceso de autonomía…
La familia Castillo y la Fuerza Nacional Progresista tal vez han sido en exceso tolerantes frente a los exabruptos y emotividades de su miembro más joven. Desde hace tiempo Vinicito viene dando muestras de inmadurez que en el mejor de los casos debió recibir por lo menos un llamado de atención de su padre y sus hermanos mayores.
Su fogosidad y protagonismo desmedido lo han colocado incluso en contradicción con la política de su propio partido y con la prudencia y fino tacto que ha exhibido siempre su padre en las cuestiones políticas más sensitivas.
Vinicito acaba de cometer un error infantil al exponer públicamente uno de sus clásicos exabruptos como posición partidaria y familiar sin medir siquiera la repercusión política y los efectos que esa actitud inmadura provocaría en todo su entorno.
De esta lo salvaron sus amigos Miguel Mercedes y Radhamés Jiménez y sobre todo la magnanimidad de Danilo que siente mucho respeto por su padre.