Félix Bautista es hombre poderoso, pero una fuerza superior frenó su ingreso al Comité Político del PLD


Por José Francisco Arias


El senador de la provincia San Juan de La Maguana, Félix Bautista, ha devenido de un tiempo a esta parte en hombre indiscutiblemente poderoso, tanto en el orden político como en el económico.

A su condición de legislador se le suma la de secretario de Organización del partido en el poder, el de la Liberación Dominicana (PLD);  la de empresario con meteórico éxito (acumulación de extraordinaria fortuna incluida) que deja perplejos a quienes han seguido su trayectoria, y hombre de extrema confianza de quien ha sido en tres períodos de 4 años Presidente de la República, doctor Leonel Fernández, quien además es el presidente de la referida organización política...




Pero con todo su poder e influencia, Bautista se ha encontrado con una fuerza superior en el PLD que, por lo menos de momento, le ha impedido su ingreso al exclusivo Comité Político de ese partido, el organismo determinante al fijar posiciones, definir estrategias, aplicar políticas y tomar decisiones en la entidad.

Quería, Bautista, llegar al Comité Político entendiéndose que es secretario de Organización, y con ese solo requisito podía bastarse para lograr su objetivo.

Pero la fuerza superior se interpuso y llegó a frenar, inclusive, la intención de apoyo del super-poderoso del peledeísmo, Leonel Fernández, quien hubiese celebrado el ingreso de su pupilo al exclusivo círculo del Comité Político.

Esa fuerza poderosa que impidió aquello la denominan, dentro del PLD, la OTAN, y está conformada por influyentes dirigentes que a su vez pertenecen a la matrícula del indicado organismo.

Y cuentan que un ilustre y vetusto miembro del Comité Político, que desarrolló su rol como funcionario vinculado a los asuntos éticos del gobierno en una o más gestiones de las tres que presidió Leonel Fernández, le advirtió al ex mandatario que si se daba la inclusión de Félix Bautista al exclusivo organismo dirigencial, éste entraba por una puerta y él (el ilustre y vetusto miembro) salía por la otra.

Queda demostrado que, a veces (solo a veces), el poder y el dinero, por más que se empecinen, no logra imponerse